jueves, 16 de febrero de 2012

Cerda 211 5ª Parte


-Emm ¿te lo quitó el todo? –preguntó Jarris un poco cortado.
-¡Claro! Bájala hasta abajo- respondió Rebeca alegremente
Jarris siguió bajando poco a poco hasta que volvió a ver tela.
Cuando llegó al final de la cremallera y vio lo que parecían unas braguitas rojas dijo:
-Ya está, no se puede bajar más.
-Muchas gracias- dijo Rebeca y seguidamente empezó a quitarse el disfraz.
Jarris muy cortado miró por la ventanilla para no verla semidesnuda.
De pronto Dora se le vino encima y escuchó como Rebeca se reía
-Qué graciosa eres ¿no?-Dijo Jarris en tono sarcástico mientras se quitaba el disfraz de encima.
-Aguantame un momento mientras busco mi ropa.
-Yo te aguanto lo que quieras-dijo Jarris mientras le miraba el culo, ya que Rebeca se había dado la vuelta y estaba de rodillas encima de asiento mientas buscaba su ropa en una bolsa que tenia en el maletero.
-Jaja que tonto- dijo Rebeca mientras se daba la vuelta con la ropa en la mano- te gustan mis braguitas de Hello Kity  por lo que veo.
-Si, son bonitas- dijo Jarris con la cabeza inclinada intentando que no se le cayera la baba. Por lo menos había quedado demostrado que no era un travelo, y si lo era, estaba muy bien operado.
Rebeca empezó a vestirse, mientras tanto, Jarris hacia que miraba por la ventana mientras la espiaba por el rabillo del ojo.
- Bueno, pues ya está- dijo ella cuando terminó de vestirse.
Salieron del coche en el momento en que la lluvia se calmó un poco y llegó el momento de decidir.
-¿A dónde vamos? – preguntó rebeca
-Pues si quieres, podemos ir a tomar un chocolate con curros a una cafetería que hay en la calle Espartero, yo siempre voy en navidad después de la cabalgata de Reyes.
-¡¡OH!! que linda idea- dijo rebeca y Jarris se asombró al ver que no le mandaba a la mierda por una vez en su vida.
Volvieron a Sol para tomar rumbo a la calle Espartero.
Mientras caminaban Rebeca iba saludando a Patricio, a Bob Esponja, a un viejo que repartía rosarios y a varias estatuas vivientes que estaba por allí.
Cuando llegaron a la cafetería Espartero (menuda propaganda que os estoy haciendo) pasaron al final del pasillo y se sentaron en una mesa con dos sillas.
No tardó en llegar el camarero cabrón, que la última vez le había intentado timar 6€, para tomarles nota.
-¿Tu que quieres?- preguntó Jarris.
-Yo un cacao ¿no?
El camarero miró indiferente. Al ver que no escribía nada Jarris tomo la iniciativa.
-Nos pones 2 tazas de chocolate y ¿Qué prefieres churros o porras?
-¿Yo? Unas porras por supuesto- contestó rebeca- y que sean bien gordotas eeeee!- dijo ella dirigiéndose al camarero.
En ese momento a Jarris se le iluminó la cara.
- Muy bien, o sea que 2 de chocolate y una de porras- dijo el camarero cabrón- Marchando.
Les dejó solos y comenzó un incómodo silencio.
Tenía que decir algo, algo inteligente o gracioso o las dos cosas. Pero ¿Qué estaba diciendo? Era Jarris, él no sabía hablar más que de garrufos, videojuegos y chistes malos.
En ese momento que acordó de un chiste que le había contado Agualoca, de quien hablaremos en otra ocasión, hace poco. Sin pensarlo dos veces empezó a contarlo.
- Se abre el telón y se ve una linterna gigante, se cierra el telón ¿Cómo se llama la serie?- ella le miró con cara de no tener ni idea- ¡¡¡El linternazo!!!
En ese momento Gila y Eugenio (para los que no sepan quienes son, eran humoristas) se revolvieron en sus tumbas deseando matarlo, pero la impresión que causo a Rebeca fue justamente la contraria. La chica empezó a partirse de risa, tanto que la poca gente que había en el local les miró con la típica cara de indiferencia que miran los jubilados a los jóvenes que se comportan de una forma que está fuera de sus límites.
Esa sensación de complacer a otra persona, que tan pocas veces había experimentado Jarris, le llevó un estado de énfasis y felicidad, tal fue ese estado que él también empezó a risa carcajadas. En ese momento llegó al camarero con su pedido y, por respeto, los dos se contuvieron al instante. Cuando terminaron de tomar el chocolate con porras, Rebeca fue al baño.
Habían estado hablando alegremente de los dos, pero sobre todo de ella.
Para resumir cabe decir que Rebeca era una chica Argentina, de diecinueve años, guapa, alegre y, por lo que habían hablado, compartían casi los mismos gustos.
Habían estado hablando del porqué del traje de Dora la exploradora y resulta que Rebeca estudiaba imagen y sonido, por lo que en la cabalgata de reyes había hecho de este personaje y ahora después de la fiestas de Navidad nadie quería quedárselo así que decidió llevárselo a casa y los fines de semana sacarlo pasear por Sol y así sacarse unos eurillos para poder pagar el alquiler de su piso, el seguro y la gasolina del coche.
Era simplemente perfecta.
Se agradecería a los lectores que comentasen sobre si les han gustado o no las diferentes partes de Cerda 211. atentamente:
Critical

2 comentarios:

Anónimo dijo...

POr ahora va de putisima madre, y esto tiene que rular...
Al menos la trama esta bien hecha... Asi que me gusta!

No solo hay Humo en VillaBong dijo...

Malditos anonimos dejaron veeeeeeeeeeer!!
jjeejej