En un gran y
cálido barco nació un niño que más que un ser humano parecía una libélula, pero
por desgracia para aquel niño, nació sin las alas necesarias para encontrar la
libertad.
Con el paso de los
años aquel gran barco se hacia cada vez mas pequeño y mas frío, empezó a
colarse agua por diversos agujeros y nuestro protagonista sentía como el agua fría
y oscura mojaba sus pies.
A la edad de 19
años el barco ya solo era una pequeña balsa de 4 palos horizontales y 6
verticales con 4 cortas cuerdas que no llegaban a atar bien cada palo y hacían
que la pequeña balsa se balanceara a menudo, pero lo realmente importante es
que aquella balsa carecía de timón por lo que nuestro hombre iba a la deriva
por aquel océano oscuro, sin ningún rumbo al que llevar su vida, esperando
encontrarse algún día con algo que reconduzca su vida de soledad infinita. La
balsa seguía las tranquilas corrientes de aquel océano oscuro aun más negro que
el cielo que se le echaba encima. Un día que era mas oscuro que los demás vio
una luz a lo lejos, y con la ayuda de sus brazos intentó propulsarse hacia
aquella luz, pero como todo lo que se proponía, no logro hacerlo; pero por
primera vez en su triste y solitaria vida, tuvo una pizca de suerte y las
corrientes de aquel océano tranquilo sin apenas sobresaltos le arrastraron
hacia aquella luz desconocida.
Según se acercaba
descubrió que aquella luz era un enorme faro, con una luz tan potente y blanca
como la sonrisa de una niña tras una carcajada infantil, y esa luz lograba por
primera vez alumbrar su vida y acabar con su melancolía, su tristeza y su
infinita soledad, por lo que debido a ella durante un efímero periodo de tiempo
consiguió olvidarse de sus males. Pero como de costumbre en su miserable vida,
la suerte solo duró un instante y la corriente más fuerte y malvada de aquel
mar, el olvido, le arrastró con una fuerza feroz, de nuevo a la oscuridad de
aquel océano, donde se encontró de nuevo con ese temible horizonte negro.
Al cabo de
muchísimo tiempo luchando consigo mismo en aquella oscuridad, el cielo se
despejó un poco y la primera vez se hizo la luz y el sol salió, la balsa chocó
con una enorme roca y se hizo aún más pequeña y nuestro amigo tuvo que hacer
equilibrios para no caer de nuevo a la oscuridad de aquel océano.
Esa misma tarde,
cuando el cielo se tiñó de rosa, en otra roca nuestro tripulante se encontró
con una sirena, una preciosa sirena, la cual con su canto le atrajo hacia ella.
Al estar cara a cara , nuestro hombre se quedó inmóvil mirando atentamente las
negras pupilas de la sirena rodeadas de un color marrón intenso, y en esas
pupilas se vio a si mismo en el momento de felicidad más grande jamás imaginado
y sin poder reaccionar, se acercó lentamente con sus tiernos labio hacia los
oscuros y húmedos labios de la preciosa sirena, y al juntarse y rozar sus rojas
lenguas como los fresones de principios de primavera, nuestro amigo sintió
primero un fuego helador que le paralizó por completo ,y al instante otro fuego
capaz de descongelar con su asombroso calor un iceberg más grande que el que
hundió el Titanic. Pero al abrir de nuevo sus enormes y azules ojos, volvió a
encontrarse con las pupilas de la sirena y de nuevo se volvió a ver, pero esta
vez vio el sufrimiento más grande jamás vivido, capaz de acabar incluso con su
infinita soledad, pero que debido a su poder, es capaz de acabar con el hombre
mas fuerte y el que mas ha sufrido sobre la faz de la tierra.
Weedsmi
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